
Agencias.- El presidente ruso, Vladímir Putin, ha aceptado sostener una reunión bilateral con su homólogo estadounidense, Donald Trump, la próxima semana, en respuesta al ultimátum de diez días emitido por la Casa Blanca para que Rusia detenga su ofensiva militar en Ucrania.
La decisión fue anunciada por Yuri Ushakov, asesor del Kremlin, quien confirmó que ambos líderes acordaron el encuentro “al máximo nivel”, aunque aún se afinan detalles logísticos. El lugar fue elegido “en principio”, pero se comunicará más adelante.
Putin no se reunía con un presidente de EE.UU. desde junio de 2021, cuando se encontró con Joe Biden en Ginebra, sin que ese diálogo evitara el conflicto en curso. Su último cara a cara con Trump fue en 2019 en Helsinki.
El Kremlin había mostrado reservas ante una nueva cumbre, insistiendo en que el evento debía tratar temas más allá de Ucrania, como la seguridad internacional, estabilidad estratégica y zonas de influencia, similares a los acuerdos de Yalta en la posguerra.
Sin embargo, la negativa rusa a aceptar un alto al fuego temporal, aunque fuese de 30 días, aceleró los movimientos diplomáticos. Washington interpretó esta postura como una estrategia para ganar terreno en el frente de batalla, y aumentó la presión.
Trump, quien ya ha sostenido seis llamadas con Putin este año, había adelantado que la cumbre podría celebrarse “muy pronto”. El enviado especial estadounidense, Steve Witkoff, facilitó el acuerdo tras reunirse con Putin esta semana en el Kremlin.
Aunque no se ha confirmado oficialmente, medios internacionales apuntan que Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Turquía podrían ser las sedes probables, debido a su rol reciente en las negociaciones y canjes humanitarios entre Moscú y Kiev.
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El Kremlin se abstuvo de comentar la posibilidad de incluir al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una futura cumbre trilateral. “Esa propuesta fue recibida sin comentarios”, explicó Ushakov.
Mientras tanto, la disposición al diálogo no impidió que Trump firmara esta semana una orden ejecutiva para imponer nuevos aranceles a la India, principal comprador de petróleo ruso, en represalia por su acercamiento energético a Moscú.
El gravamen adicional del 25% eleva los aranceles totales a un 50% sobre las importaciones indias, mientras que las sanciones a China están en evaluación. De concretarse, podrían desatar una nueva guerra comercial al expirar la actual tregua arancelaria el 12 de agosto.
Rusia, por su parte, defendió públicamente su alianza estratégica con la India. Durante la visita del asesor de seguridad indio, Ajit Doval, el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Serguéi Shoigú, reiteró que Moscú considera esa relación “prioritaria”.
Actualmente, más del 70 % del crudo ruso se exporta a India y China, naciones que se benefician de los descuentos aplicados por Moscú a sus hidrocarburos desde el inicio del conflicto.