Un homenaje más allá de la paternidad
Hoy no solo celebramos al hombre que guía, protege y enseña…
Celebramos al ser humano que, con amor o con ausencia, dejó una marca.
Al padre que estuvo… y al que no pudo estar.
Al que aprendió sobre la marcha, tropezando, levantando, amando a su manera.
Y también al que, sin llevar el título, ejerció con el alma la paternidad:
un abuelo, un hermano, un maestro, un amigo.
Hoy también abrazamos a quienes sienten un vacío,
a quienes extrañan, perdonan o aún esperan.
Porque el Día del Padre no es solo un tributo,
es una pausa para reconocer que todos tenemos una historia con esa figura.
Y cada historia, aunque distinta, tiene derecho a ser recordada y honrada.
Gracias a los padres presentes, responsables, humanos.
Gracias a quienes han criado desde el ejemplo y no desde el miedo.
Y gracias a quienes, sin ser padres, han dejado huellas de amor profundo.
Feliz Día del Padre.
Porque todos, de una forma u otra, llevamos una parte de esa historia en el alma.
